De pronto abres un viejo cajón de la casa de tu abuela, y allí está, tu antiguo peluche, el mismo que te protegía en las noches de más miedo, el que te entendía y escuchaba todos tus secretos, o rebuscando entre papeles encuentras tus deberes de preescolar, o uno de esos antiguos diarios que empezaste llena de ilusión, pero que fuiste abandonando con el tiempo... Un olor familiar o una canción de esas películas que te encantaban; son detalles que vuelcan tu corazón y te devuelven a esos días llenos de plastilina y gominolas, en los que tu máxima preocupación era no salirte de las rayas al colorear
dibujos, y solo rezabas para que tu madre no te regañara por haberte manchado entera de tierra. Éstas son otras de esas pequeñas cosas que merecen la pena ¿quién pudiera volver a ser un niño? Bueh, para eso primero hay que dejar de serlo, así que ¡no dejéis morir al niño que lleváis dentro! =D
¡Quién pudiera volver a ser niño! Pero eso solo queda en una etapa, en la más bonita, la que nos llena de alegrías y gratos recuerdos, de la que aprendimos a compartir y sonreir ante todo, a llorar con las injusticias y a no decir mentiras porque nos enseñaron que eso era malo.
ResponderEliminarQue hermoso es abrir esos cajones.
¡Besitos!
Daría todo lo que pueda para volver a ser niño, para volver a sentir cada emoción de niño, quisiera volver a vivir mi infancia, cuando los problemas más grandes que teniamos eran los retos que nos podian dar nuestros padres al romper un juguete.
ResponderEliminarTú entrada me recordo a una parte de Amelie Poulain, donde ella encuentra una caja con cosas de un niño y dice aveces nos pasamos la vida viviendo y preocupandonos de cosas que no valen la pena y de pronto todo lo que importa y todo lo que te hacia feliz cabe en una caja :).
Oh my dog o.o acabo de encontrar alguien que piensa exactamente como yo ^^
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